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Impotencia, Rabia y Redención: Todo Lo Invisible

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Este último año se nos ha mostrado que de un día para otro, lo podemos perder todo de una manera impredecible, desde los sentidos que nos caracterizan como seres vivientes hasta la misma libertad que nos lleva a estar confinados en nuestros hogares por culpa de un virus cuyo origen pertenece a otro continente.

Y hablemos de lo primero, no es la primera vez que se nos plantea la incógnita ¿Qué pasaría si un día pierdo alguno de mis sentidos? Sin duda, es un suceso altamente alarmante en primera instancia pero no podemos ser empáticos hasta no verlo de primera mano o a través del cine, que nos muestra un panorama sumamente alterado pero con la intensidad para provocarnos esa sensación.

Todo lo Invisible es una cinta que ejemplifica como sería perder la vista tras un accidente automovilístico, y no fue por un accidente tal como el choque en sí, sino por un error en la programación del vehículo que abrió la bolsa de aire después de lo sucedido. La historia se sitúa en la CDMX, calles comunes de tránsito de una comunidad que vive en departamentos dentro de colonias internas pero que usa el automóvil para salir a las avenidas principales y de flujo rápido como lo pueden ser Polanco o la Anzures.

La idea no está mal planteada, quizás por ignorancia desconozca y dude si este tipo de accidentes puedan suceder o tal vez ya hay un registro y lo ignoro; en fin, nuestra historia es protagonizada por Jonás (Ari Brickman), quien sufre este accidente cuando estaba a punto de llevar a sus hijas al colegio (sí, colegio). Él siendo un cirujano dental reconocido y de los más solicitados tiene un estilo de vida de más lujo al promedio del rango, con tan sólo decirles donde se desarrolla la historia ya sabrán que son una familia de altos recursos, cabe mencionar que tiene auto de del año directo de agencia, su esposa da congresos, clases y sigue estudiando, las niñas van en colegio privado y hasta usan el servicio de transporte (que aquí no es un microbús, son bans equipadas), y si padre es un piloto de aviación aún en servicio.

El comportamiento de Jonás es el eje central de la cinta, y va bien desarrollado, al inicio proyecta seguridad y alegría con sus hijas, después del accidente, se muestra orgulloso, torpe (aunque no lo admite) y molesto con cosas tan simples como que las niñas jueguen o hagan berrinche, que su esposa tenga olor a Yogurth. Es una impotencia a no poder controlar cosas ahora con una discapacidad, en cambio el papel de Amanda (la esposa), interpretado por Bárbara Mori, sufre las actitudes y también se muestra cambiante ante la situación.  Hablaré más detallado de ella en los siguientes párrafos.

La trama continua cuando Jonás quiere demandar a la empresa de autos porque sabe que fue culpa de la programación de su vehículo, y tras verse negativo en una oferta que sólo le otorgaba servicios médicos de por vida, decide llamar a un viejo amigo que conocía desde la infancia, Saúl (José María de Tavira), quién ahora es un abogado exitoso y es quien les da esperanzas para ganar la demanda. Pero hay un pasado oscuro entre él y Amanda, ya que ellos eran pareja inicialmente y Jonás le bajó a la novia hace 10 años.

Esta cinta está dirigida por Mariana Chenillo, quien ganó el Ariel por Mejor Ópera Prima con su película “5 Días sin Nora” y otras cintas con buenas críticas como “Paraíso”. En esta ocasión, el guión lo hizo acompañada de Ari Brickman (quien estuvo con Mariana en su primera cinta, y nos ha dado personajes buenos en series como Bienes Raíces o siendo el mismo diablo para la historia en México con su papel de Salinas de Gortari en Colosio). La narrativa avanza de forma orgánica y algo forzada pero es comprensible por el tiempo de la cinta, y a pesar de que si hay un crecimiento del personaje principal, y tal vez, sólo tal vez porque Brickman hizo sobresalir su personaje, aleja del desarrollo central a los otros personajes secundarios que le ayudan a su crecimiento. Y perdón si no lo dije en la sinópsis, pero Jonás cuando está en completa oscuridad, logra ver proyecciones de entes familiares como su madre o sus gemelas de otra época; esto no complica como tal la trama pero si confunde al espectador.

Al principio se nos mostraban visiones de gemelas de época como en The Shine (misma referencia hecha en la película), pero detrás de esto no hay un significado que ayude a la trama, en escenas posteriores estas visiones suelen ser de su madre difunta en otro tiempo o incluso de una cirugía de quizás él en el futuro como una alternativa a lo que hubiera pasado si no hubiera perdido la vista. La única visión que ayuda al climax es la que lo pone a prueba en su momento de más desesperación. Y aunque estas visiones no sean de lo más acertado, se entiende que es una lucha interna con sus emociones, el no querer ser abierto, no admitir que es incapaz de ciertas cosas o sentirse enojado por lo más simple. Al final aprende a convivir con ellos y se le es revelada la última visión de una cena tranquila entre señoras que simulan ser la paz que quiere tener al querer cambiar su vida.

El papel de Jonás está bien planteado, te hace comprender su situación pero también no le tienes lástima, con sus acciones y el pasado que tiene empiezas a saber que sigue siendo humano, gandaya, patán y egoísta. Y esto afecta a su esposa Amanda, quien se ve obligada a estar con él cuando se ve claramente que su relación está de la chingada, sin pasión, sin respeto por lo que ella tiene que decir y siendo puesta en duda por los celos que aún tiene Jonás con Saúl. Aquí va el primer problema con este personaje, es claramente alguien que es un mártir y en toda la cinta es un detonador indirecto de la ira o molestias de Jonás.

Sientes enojo ahora por Jonás porque Amanda es una esclava, pero ella por lástima y no dejarlo abandonado, permanece en casa con él, a pesar de las constantes groserías de él; y si esto no fuera todo, en el momento más alto de la trama descubrimos que una acción de ella que a simple vista no tiene gran impacto, fue la gota que derramó el vaso en su relación.

Entendemos la historia, el guión está bien desarrollado para el papel de Jonás pero nos deja poco para Amanda, quién a veces muestra una catarsis emocional pero no la dejan fluir. Hay escenas donde ella quiere defenderse y no la dejan, cuando vemos momentos en los que se determina a hacer cosas por su voluntad, se le impide de manera injusta meter más carbón al fuego.

Esta parte contiene spoilers por si quieren adelantarse. Jonás se emputa con ella de llevar el auto con un reparador que no era de agencia, ella quiere estar lejos porque se siente culpable y llega Saúl para hablar de una alternativa, ni siquiera tenía intención de consolarla en primer lugar, se nos muestra un poco de lo que fue su pasado y cuando Jonás los descubre a los dos en el auto, y de una vez aclaro, fumando y charlando, ni siquiera estaban coqueteando bien o Saúl intentó seducirla. Esto hizo que Jonás si fuera del depa y se instalará por un tiempo en casa de su padre donde, como buen Suggar, él tiene una relación con una mujer más joven, como de la edad de su hijo y resulta ahora que entre ellos dos había fuego, y a pesar de que se nos dan indicios como ella esquivándolo, se siente demasiado acelerado este proceso de “hace mucho que no nos vemos, ¿recuerdas que estábamos hot hace años?” y él si engaña a Amanda con Flor (Daniel Schmidt), que con el poco tiempo de exposición, lo hace bien. Volviendo al tema de Amanda y Saúl, nunca hay un momento excitante entre ellos, la pobre hasta cuando decide ir a verlo a su casa para ver que se da, se va porque lo ve con Flor y ni siquiera quiso saber porque o armó una escena de celos.

Aquí aprendes que el creador de las tensiones principales siempre fue Jonás y prácticamente se salió con la suya, dando un final impune, él recibe la redención consigo mismo, quiere cambiar, siempre hubo gente que lo apoyó y hasta tuvo sexo con su madrastra y su papá nunca lo sabrá. Nos deja sin un final para Saúl o Flor quienes están a la deriva, digo, de Saúl se entiende que antes de regresar tenía una vida de éxito pero Flor, no sabemos si le dirá la verdad a su esposo o si regresará a casa o se fue para siempre, y a la pobre de Amanda se nos dejó como la mala pero siempre fue la víctima, y apuesto que en la vida real hubiera sido como “Está bien, te perdona y si dices que no me engañaste está bien, pero ya no lo veas y dudaré de ti a veces”.

Es un sentimiento extraño el que me dejó al terminar de verla, con la cinta termine amando a Mariana por su trabajo como directora pero no me gustó el guión, y por otro, sé que Ari fue realmente profesional, utilizando lentes especiales que le tapan la vista completamente en la preparación y negándose en las filmaciones a usar un bastón.

Ahora viene sí la parte personal (no son ataques, sólo un punto de vista), lamentablemente las historias en la mayoría del cine nacional se enfocan en personas que sabemos que existen pero que realmente no nos daría empatía al convivir con ellos. No habló de los ciegos, sino de una persona de clase alta que vive en colonias caras y que no sufre un problema económico como perder la casa o ser el único sustento de la familia. Si es una historia que da a entender el conflicto ante esta situación, pero no empatiza a comparación de una persona de clase media baja que no puede salir tranquila en su colonia o incluso esperar que un taxista lo lleve gratis, estas cosas son algo irreales para un gran número de la población dentro de la ciudad.

Son panoramas distintos, lo sé, no crítico de pésima a la cinta, este último párrafo fue más una visión de alguien que sabe que si el día de mañana sucediera esto con algún familiar o amigo, la situación sería un caos en su vida. Lo único que si diré “no está mal pero como que algo no cuadra” es la primera escena cuando la hija mayor está escuchando música y ponen el ¡pod en la bocina del estéreo y suena “Dormir Soñando” del El Gran Silencio, buena rola, buen grupo pero como que una niña de 6 años que está usando el internet no se anima a tonta chuntaro style, pensaría que está escuchando o intros de anime o incluso reggaetón.

Anímate a ver esta cinta, estuvo el año pasado en la programación del Festival de Cine de Morelia, si la vería de nuevo, es una película de trama y romance que sabe a que punto ir, y está bien dirigida y quizás pienses diferente a mí y no encuentres fallas en el guión. Siempre dispuesto para apoyar al cine nacional. La puedes encontrar en todas las plazas Cinépolis o por CInépolis Klic.

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